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21 de Noviembre del 2020

Tanatocracia

Autor: Juan Carlos Ramírez Larizbeascoa
Parlamentario Andino
República del Perú

Tanatocracia

El sufijo CRATOS (o KRATOS) viene de la mitología griega, es un dios y es el hijo de un Titán, que personifica la fuerza masculina. Tiene un hermano, Zelo, que personifica el fervor; y dos hermanas: Bía, la fuerza femenina, y Nike, la victoria. Es así que la victoria se consigue usando las fuerzas con gran fervor.

El sufijo se usa para describir la fuerza, y en realidad el gobierno, del prefijo: democracia es la fuerza o gobierno del pueblo, burocracia es el gobierno de los escritorios, gerontocracia es el gobierno de los viejos, plutocracia es el gobierno de los ricos, aristocracia es el gobierno de los aristócratas, autocracia es el gobierno de uno solo, etc.

Pero he aquí, que nunca se ha pensado en la sustancia misma, o destino de los gobiernos o fuerzas presentes. Es decir, se usa el sufijo para referirse a los actores humanos que lo utilizan, pero no a la médula no humana, y a los resultados que ella lleva dentro de sí para los actores humanos.

De esta forma, creo que mucho mejor sería definir los gobiernos, o fuerzas presentes, por sus acciones y orientaciones más trascendentes. Hay, por ejemplo, tanatocracias, que son los gobiernos orientados a destruir a sus pobladores. Caminos de destrucción hay muy variados, desde instituciones que hacen imposible el progreso (de las cuales la mala burocracia es, sin lugar a dudas, una), hasta gobernantes que llevan a sus pueblos a una real destrucción en corto, como la Alemania de Hitler.

Por supuesto, existen también, dentro de la Especie Tanatocracia, algunos derivados como la Fobocracia, que es el gobierno del miedo. Un buen ejemplo de Fobocracia, que es un género de la especie Tanatocracia, es la Venezuela de nuestros días. Mediante el miedo (Fobos) se consigue la destrucción del país (Tanatos). Por supuesto, muchos regímenes, llamados comunistas o fascistas, coinciden en un control político central, que siempre recurre al Fobos, porque sin Fobos no podrían gobernar.

La diferencia entre ambos solo está en sus regímenes económicos. El comunista cree en la economía central, donde el Kratos decide por el pueblo qué se produce, donde, cuanto, como y a quien se le dá. El fascista cree en la economía de mercado, y en ella pueden prosperar desde Boss hasta Volkswagen. Pero en el control político coinciden como gemelos: Fobos para todo el mundo.

El capitalismo, que en realidad comparte el creer en el libre mercado, tiene una característica que lo separa, por lo menos teóricamente, del fascismo. No cree en el Fobos, cree en el Eros. Para un fascista este sería un error fatal. ¿Cómo dejar sin control al Demos si solo se le controla con Fobos?. El Eros para el fascista es decorativo, inútil.

La respuesta, que algunos pueden creer ingenua, es que el capitalista cree sinceramente que la libertad total lleva al progreso. Es decir, que más allá de la libertad de mercado, todas las demás libertades (de expresión, reunión, opinión, etc) son condiciones sine qua non para el desarrollo de una sociedad. Es como darle libertad al bosque, para que crezca como las leyes de la naturaleza lo manden (visión capitalista) o hacemos agricultura (con surcos, siembra, poda, cosecha, etc) para que crezca como las leyes del hombre lo manden (visión comunista y fascista).

Es interesante anotar que antes de la primera guerra mundial habían dos sistemas, Imperial y Capitalista. Entre las dos grandes guerras desaparecen los imperios (con Guillermo y Nicolás por delante) y aparecen el comunismo y el fascismo. Terminada la segunda guerra mundial desaparece el fascismo. Sobreviven el capitalismo y el comunismo. En 1990 desaparece el comunismo y queda solo el capitalismo.

Pero antes del 2000 aparece un híbrido: la China. Un régimen político vertical, central, en realidad Imperial (¡regresó el Imperio un siglo después!) con una economía de libertades que no hubiera soñado el mismo Henry Ford. Éxito asegurado. Una maravilla.

El punto es que, a la luz de la realidad actual, si no hay una reformulación profunda de cualquiera que no sea chino, entraremos en una tanatocracia. El que se ha dado cuenta primero que todos es otro antiguo Imperio: el Imperio Ruso.

Pero todos los demás están en un ambiente francamente tanatocrático, y llegarán, tarde o temprano, a la destrucción de sus sociedades si es que no comienzan a pensar. No digo que piensen profundamente, solo comiencen a pensar.

Fotografía: ipe.org.pe